Píndaro (Πίνδαρος)

Píndaro era un poeta griego, se consideraba el mayor poeta lírico de la literatura de grecia. Nació en el año 518 a.C., en Cinoscefalae, en una familia aristocrática conocida como los ageidas. Tenía grandes conocimientos geográficos, tenía un tono aristocrático y un espíritu panhelénico. Se cree que estudió con la poetisa de Boecia, Corinna, y fue derrotado por ella en un concurso poético. Corinna le dijo "sembrar con la mano, y no con todo el saco", porque usaba demasiado el ornamento mitológico en su obra más temprana. Años después, Píndaro viajó por todo el mundo griego, y su fama nacional le hizo ganarse numerosos encargos. Estuvo dos años en Sicilia, lo invitó el rey Hierón I de Siracusa, y compuso Epinicios (extravagantes cantos de alabanza) tanto para Hierón como a otros reyes, incluso a las más nobles familias griegas. Fue el poeta que mejor expresó la unidad espiritual preservada por la religión y la lengua común, y por la tradición de los juegos olímpicos panhelénicos. Triunfó tanto que, cuando Alejandro Magno saqueó Tebas, en el año 335 a.C., dejó intacta su casa. Píndaro representa la culminación de la lírica coral griega, era para ser cantada acompañada de música, por coros de jóvenes, en oposición a la lírica personal, cantada o recitada por una sola voz. Píndaro compuso para los dioses himnos, ditirambos, odas, canciones, cantos fúnebres y elogios, pero de todo esto solo quedan unos cuantos fragmentos. Su obra conocida abarca sólo una cuarta parte de su producción, y está formada por cuarenta y cuatro epinicios u odas triunfales en honor de los vencedores de los cuatro juegos nacionales: olímpicos, pitios, itsmios y nemeos. Su estructura es compleja y contienen una importante carga moral, un profundo sentido religioso, uno de los rasgos más notables de la lírica coral griega. El procedimiento de Píndaro para alabar a los vencedores de los juegos era insertar en la parte central del poema un mito que expresaba el estado de ánimo general en esa ocasión o relacionaba al héroe victorioso con el pasado mítico. En Píndaro se observa un tratamiento de los mitos griegos distinto al de los poetas épicos y más próximo al de la tragedia atica. Introduce en sus odas numerosas reflexiones de carácter religioso y moral, y proclama la inmortalidad del alma y la existencia del juicio futuro.


"El de los hombres, él de los dioses, un origen;
pues de algo común respiramos de una madre ambos;
pero nos separa un distinto tipo de poder,
pues uno es nada,
mientras el otro tiene su sede segura en un férreo perenne cielo.

Pero nos asemejamos en algo a los inmortales
sea por la grandeza del espíritu,
sea por naturaleza,
y no sabemos ni de día ni de noche
a dónde el destino nos prescribe ir,
hacia qué fin." ( Píndaro) Nem, VI, 1ss

(extraido de la wikipedia)